En su edición del domingo 5 de
abril de 1896, No. 392, el periódico olimareño La Verdad, publica una crónica que
sorprende al pueblo del Parao en pleno despertar.
Un Nuevo Pueblo
“En este Departamento y sobre la margen derecha del arroyo del Parado en una situación topográfica inmejorable, se levanta una pequeña población de risueño aspecto que lleva por nombre “Vergara” en honor a su fundador Don José F. Vergara, antiguo y honorable vecino del referido paraje.
Pocos son los hombres que han sacrificado en estos tiempos, sus intereses por el progreso de este país; entre éstos, se cuenta, y con justicia el Sr. Vergara, que siendo dueño de una cuantiosa fortuna, se encuentra en el presente relativamente pobre, solo por llevar a cabo un pensamiento que le halagaba desde su juventud: la creación de un pueblo en sus dominios.
Y este deseo está cumplido. En el año 1891, el agrimensor Sr. Coronel, delineó la planta urbana y un pedazo de terreno circunvecino destinado a la agricultura, y
desde esa época sigue en marcado progreso siendo hoy un centro algo importante.
Su
situación no puede ser mejor; el pintoresco arroyo de Parado corre a muy corta
distancia del pueblecito y sus riberas están tupidas de buenos montes que
proporcionan buena y abundante leña para el consumo y sus tierras son
excelentes para la agricultura, motivos estos, mas que poderosos para que esa
población siga en aumento y que afluyen a él, pobladores en la seguridad de
encontrar trabajo y tranquilidad.
“Vergara”
esta situado en la vía de Treinta y Tres a Artigas, en una zona del
Departamento rica en ganadería y distante de pueblos que más o menos
entorpecerían su desarrollo.
Existen ya
cinco casas de comercio - un horno de ladrillo, un taller de herrería, dos de
carpintería, dos posadas regularmente atendidas, una cancha de pelota, dos
carnicerías y una iglesia en construcción.
Sus
alrededores están cultivados, en su mayor parte, dándose bien en aquellos
terrenos, el tabaco que se planta en regular escala y cien plantas más de
conocida utilidad.
A pesar de
los malos tiempos que atravesamos, se siente en este pueblo, cierta agitación
que contrasta con el mutismo, quietud que se siente en otros pueblos de más
recursos y de más antigüedad que el que nos ocupa.
La construcción
de nuevos edificios se suceden en buen número, y el trabajo como es
consiguiente no escasea, encontrando ocupación diaria y bien retribuida, todos
los que pertenecen a la clase obrera, a esa clase del pueblo que tanto sufre
por la falta de trabajo en nuestros pueblos.
Aquí todo
respira ambiente de labor, todo es animación y alegría por que el trabajo es
abundante y allí donde no escasea, reina la paz y la dicha entre la gente
proletaria.
El Sr.
Vergara, noble generoso da hospitalidad a cuantos la demandan y se le ve solícito
a acudir al llamado de la pobreza o allí donde la desgracia sienta sus reales y
hace sus estragos.
Comprendiendo
que la vida en sociedad nos reporta beneficios inapreciables y conociendo el
móvil que le ha guiado al Sr. Vergara al fundar su pueblo, que no ha sido otro
que el de contribuir al progreso de este país, hacemos votos para que la suerte
encarrile a su floreciente población por el amplio sendero de la prosperidad”.
J. Paseyro y Monegal
Parado - Marzo 96
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