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A LA LUZ DE UN FAROLITO

EL ALUMBRADO




En lo que se refiere al alumbrado doméstico, Vergara fue dando pasos  desde las formas más primitivas hasta llegar a la maravilla que significó la luz eléctrica.
El alumbrado público también evolucionó desde  la precariedad.
Las primeras luminarias fueron farolitos a kerosene ubicados en las fincas  esquineras sobre un soporte de hierro,  dentro de una pequeña casilla de vidrio. Cuando la tarde comenzaba a dar paso a la noche, el farolero –dotado de inflador, escalerita y lata de combustible- iniciaba su ronda. 
De farol en farol, iba reponiendo el combustible que faltaba,  los encendía con su yesquero y les daba fuelle hasta que aclarara.
                         
Las noches se aclaran
La instalación de los faroles a kerosene en las calles de Vergara data del año 1906.
Así lo cuenta  La Voz de Vergara, en un artículo del  8 de noviembre de ese año.
 Brevemente serán remitidos a la población, los faroles que, para el alumbrado público fueron generosamente donados por el estimado caballero Fermín Hontou. Es esta una mejora que se impone y a la vez resulta una sentida necesidad pública. En las noches oscuras, se siente la falta que hace el alumbrado especialmente en el centro de la población, donde a las 10 de la noche todo está envuelto en las más profundas tinieblas.

El 17 de junio 1911, el Concejo Auxiliar nombra inspector de alumbrado al Sr. Quintín Silvera.

Dice Ecos de Vergara en diciembre de 1912:
El sargento mayor Quintín Silvera, cansado de dirigirse a la Comisión Auxiliar –“la que existe solo de nombre”-  hace pública una misiva que expresa:  
- Yo como uno de los vecinos mas antiguos de éste pueblo no puedo dejar pasar por alto las injusticias y abusos que se cometen, sacrificándose a todos los habitantes de éste pueblo. Aquí se nos cobra mensualmente el impuesto de alumbrado y lo menos que tenemos es luz; de noche es completamente imposible salir de nuestras casas porque peligramos a estrellarnos contra las paredes; y ¡sin embargo, pagamos religiosamente el alumbrado!; no solo se nos sacrifica con injusticia el bolsillo, sino que se nos pone en riesgo nuestros huesos; así es que protesto enérgicamente por el abuso intolerable que se comete.

El 18 de julio de 1916, nombran farolero a Timoteo Berrueta, a quien se abona  un sueldo de 12 pesos por su trabajo, consistente en encendido, mantenimiento y apagado, ni bien asomaran las primeras luces del día.
El 24 de agosto de 1920, pasa a ocupar el puesto de farolero, Felisberto Hernández, ante la renuncia de Cándido Alcarraz, hombre que había sido policía en la primera década de 1900, y se le hace entrega de  10 focos con 10 mantillas y 21 faroles a kerosene, una lata de nafta y una lata kerosene, dándose cuenta que  los infladores se encuentran rotos y habría que comprar nuevos.
   
                                        Caraque me codiste

-Alumbra mas un bichito’ e luz que los farolito e miércoles esos - comentó Prudencio, sin apearse del caballo, a algunos gurisotes que rodeaban el palenque del almacén de Robaina y se entretenían observando, como en cada tardecita, la ceremonia del farolero que tras un procedimiento que le insumía unos 15 minutos, lograba encender el artefacto lumínico de esa esquina para proseguir su tarea.

Aquellas palabras generaron un diálogo entre los presentes, cuyas consecuencias serían de gran provecho.
-En Treinta y Tres alumbran que se las pelan.
- Si pero allá son a “nasta”.
-Eran;  porque hace rato que están archivados en el Corralón Municipal.
-Si ahora tienen luz eléctrica, los “pitucos” aquellos.
-Y porque no los traen pa` acá?
-Porque acá somos el último orejón del tarro y a menos que vayamos a buscarlos “de prepo”, van a dejar que se  los coma el herrumbre.

Era fines del año 1922. La luz eléctrica se había inaugurado en la capital departamental el 9 de febrero.
  Ya algunos actores políticos locales habían iniciado gestiones en ese sentido, pero los frutos no se veían.
La  diplomacia  había tenido su oportunidad.

“Con un grupo  de amigos -contaba Ventura Robaina-  entendimos que debíamos tomar  cartas en el asunto por propia mano. Amparados por la sombra de los vetustos artefactos  y la soledad de la madrugada, con algunos camaradas los fuimos bajando de a uno a pedrada limpia. La tarea iba pasando bastante inadvertida, hasta que uno de aquellos “cascotazos” hizo explotar  como un tiro la cubierta de vidrio del farolito ubicado  frente a la casa del octogenario italiano Nicolás Scarano –el primer sastre vergarense.
 El hecho dispersó a los manifestantes, y todo volvió a la calma.
 A la mañana siguiente, nadie parecía estar enterado de lo sucedido, excepto el viejo italiano, quien comentaba a los concurrentes a su sastrería, haber escuchado por la noche un tiro de revolver de grueso calibre a unos metros de su ventana  y agregaba, haber oído una desfalleciente voz  que decía: - “caraque, me codiste”.

La violencia  esta vez dio sus frutos, porque al poco tiempo trajeron  al pueblo  aquellos  faroles a nafta cuya luminosidad era muy superior. Los  ubicaron  en el centro y en  zonas aledañas  a la plaza, llevando a los lugares  mas alejados  los artefactos a kerosene luego de un paciente trabajo de reparación.


Todo a media luz

Los pobladores que conocían las bondades de la electricidad, y sobre todo las autoridades locales que también que sufrían las peripecias del mantenimiento de los farolitos a combustible, buscaban un cambio definitivo.
Por oficio del  28 de octubre de 1924, el Concejo Auxiliar de Vergara, envía al Concejo Departamental de Administración, una propuesta de Padula Hnos, para efectuar el servicio de alumbrado público, mediante el pago del combustible necesario para alimentar el motor durante las horas de funcionamiento y 50 pesos mensuales, siendo de cargo de la corporación, la instalación de la línea.
La autoridad departamental resolvió: “Se tendrá en cuenta dicha propuesta”; aunque en los hechos la descartó, porque el 1º de noviembre, el propio  Concejo Departamental, solicita precios de motores para la instalación del alumbrado eléctrico en Olimar (Santa Clara) y Vergara, remitiéndose los planos instructivos del caso.
Y el 16 de diciembre siguiente, resuelve llamar a  licitación por 15 días en la prensa local para la instalación de alumbrado público en Olimar y Vergara. 
El aviso publicado en el Boletín Municipal, decía:

Concejo de Administración Departamental
Alumbrado público para Vergara y Olimar
LICITACION
Llámese a licitación para la  instalación de alumbrado público en los pueblos de Olimar y Vergara, de acuerdo con los planos y pliego de condiciones que se halla en secretaría a disposición de los interesados.
Las propuestas deberán presentarse en sellado correspondiente, las que serán abiertas el día 10 de enero próximo a la hora 8 en presencia de los proponentes que concurran.
El Concejo se reserva el derecho de aceptar la que estime más conveniente o rechazarlas todas.
Treinta y Tres, diciembre 20 de 1924.
                               C. Hontou Aguiar
                                                                   Presidente
Clodomiro Salvarrey
Secretario

Por lo visto, el Concejo Departamental resolvió “rechazarlas todas”, porque el Concejo de Vergara, dos años mas tarde,  el  7 de marzo de 1926, resuelve unánimemente solicitar al Concejo de Administración Departamental, se provea de luz al pueblo, debido a lo deficiente de la existente, por lo que han resuelto pedir focos a Montevideo hasta tanto se resuelva otra cosa. Y aprovechando que  Rafael Fabeiro, se iba de viaje para la capital de la República, le encargaron el 10 de abril,  la compra de 12 focos de la marca PETROMAX. El concejal de aquella autoridad departamental, Don Guillermo Terra, hombre preocupado por las cosas de Vergara, en virtud de su larga residencia en esta localidad, hace una extensa exposición que es recogida en Acta 606, de 15 de abril de 1926:

“Según el Dr. Acinelli, presidente del directorio de las Usinas Eléctricas del Estado, con quien hablé sobre la provisión de luz eléctrica para Olimar y Vergara, ya se han realizado algunos estudios para la primera de las poblaciones citadas, sin conocer aun el resultado. Cree que todo depende de la cantidad de vecinos que se hayan comprometido a instalar la luz en sus casas y de la contribución mensual que pueda ofrecer el municipio. En cuanto a Vergara, el Directorio no tendrá inconvenientes en mandar realizar los mismo estudios, siempre que este Concejo así lo solicite”.

El  3 julio 1926, tratando el Concejo Departamental, el alumbrado público de ambas poblaciones, dicta lo siguiente: “Visto: la necesidad votar los recursos para el presupuesto mensual del alumbrado público en Olimar y Vergara, calculado para cada una de las localidades citadas en 300 pesos como mínimo por el Directorio de las UEE; Considerando: que esos recursos deben ser de cargo de estas por el beneficio que les reportará, resuelve: Ofíciese a los respectivos Concejos Auxiliares indicándoles la conveniencia de celebrar una encuesta entre los propietarios y vecinos que deberán concurrir para el mantenimiento de la mejora proyectada a fin de que se manifiesten  sobre la mejor forma de obtenerlos ya sea sancionando un impuesto que gravara la propiedad ubicada dentro de la planta urbana de las citadas localidades como adicional al de la contribución inmobiliaria o al Impuesto General Municipal o bien en la forma que consideren mas equitativa”.

El 30 de julio se resuelve enviar  una comisión del Concejo de Vergara, integrada por Salvador Acosta y Rafael Fabeiro a una reunión convocada por el Concejo  Departamental para intercambiar ideas sobre la instalación de la luz eléctrica en Vergara.
No obstante ello, las penurias lumínicas no fueron resueltas, porque el 3 de febrero de 1928 nuestros concejales deciden comprar repuestos para el alumbrado público.


Amenazas de impuesto
Un proyecto de Decreto ingresado a  la Asamblea Representativa  Departamental con fecha 7 de mayo de 1929  por el  miembro de esta Peopacio Machado, establece:
1)      Elévase el Impuesto General Municipal en la localidad de Vergara en carácter de adicional en una cantidad igual a la que paga con arreglo a la ley del 14 de enero de 1916.
2)      El producido se destinará a la instalación del alumbrado público eléctrico.
                                                   Exposición de motivos
El alumbrado público eléctrico ya constituye para Vergara una necesidad impostergable. Siendo una mejora urbana, el suscrito cree que el impuesto destinado a financiarla debe recaer sobre la población. Por datos recogidos en oficina del Concejo, el monto de la erogación municipal actual por concepto de alumbrado público es de $ 900 y lo recaudado asciende a esa misma cantidad. Este impuesto se aplica sobre el aforo de la propiedad y como este avalúo no se hace desde hace muchísimos años su producido dista mucho de lo que debiera producir. De esa manera se llegará a la cantidad de $ 3600 anuales, cantidad mínima exigida por Usinas Eléctricas  para hacer factible la instalación de un generador central ultra económico. Debo anticiparme a la complacencia con que los pobladores de Vergara irán a abonar el aumento del importe, conozco muy de cerca sus afanes de progreso, el ardoroso entusiasmo con que abrazan una causa que signifique la realización de una etapa más en el engrandecimiento del floreciente pueblo de Vergara.
Treinta y Tres, mayo de 1929.
                                             Críticas
Al contrario de lo que opinaba el legislador municipal, este decreto fue objeto de encendidas  críticas por los pobladores de Vergara y por ese motivo el propio Peopacio Machado solicita  prorrogar por una año la entrada en vigencia del adicional al  Impuesto General Municipal para que comience a  regir  en el año 1931, pues las obras según su opinión estarían prontas para julio o agosto de ese año.
Finalmente, la naturaleza de la obra y el tiempo transcurrido - más de dos años - llevó a la Asamblea  a archivar dicho proyecto y a dejar sin efecto la aplicación del impuesto para alivio del bolsillo de los vergarenses.

La luz eléctrica

Un 25 de agosto de l931 se inauguró  la luz eléctrica  en Vergara.
Y como en muchas ocasiones, el proceso previo a su concreción, recibió el impulso del Centro Uruguay. En sesión del 11 de junio  de l930  se envía nota a Usinas  Eléctricas  haciéndole ver la complacencia  de este Centro por la pronta instalación del servicio público. El 8 de setiembre  de l930, el señor Felix B. Silvera  propone se le pase telegrama  al Directorio de Usinas  Eléctricas  solicitando el apresuramiento de la iniciación de las obras de instalación. El señor Rial Guerra  dice que convendría solicitar telegráficamente el equipo  que está  en Cerro Chato,  lo que es aprobado. 
El quincenario El Localista, se encarga de recoger la repuesta a su telegrama en la siguiente contestación:

Montevideo, setiembre 19 de 1930.
Señor Presidente del Centro Uruguay. Vergara
Muy Señor mío:
En respuesta a su telegrama de fecha 10 del corriente mes, tengo el agrado de comunicarle - por resolución de Directorio-, que a esta administración no le es posible el envío a esa población del equipo de Cerro Chato. Cúmpleme informarle a la vez, que la usina de Vergara, está incluida entre las que se construirán preferentemente.          
Atte
                    Por el Gerente Hector P. Gardill:                           
 Vº   Bº J. Lagarmilla-Srio

De acuerdo con lo manifestado por esta nota, no tendremos otro remedio sino esperar a que nos llegue el turno y hacemos votos para que esté bien cercano”- expresaba el cronista.
 De todos modos la población se aprestaba con optimismo a dar este paso trascendente lo que se percibía en el diálogo diario. Y mientras que muchos pensaban que hacer con sus  equipos de iluminación, otros tantos no se querían desprender de los mismos, pues podía resultar muy costoso, o porque temían por la continuidad del servicio. 
Fue lo que sucedió con el propio Centro Uruguay que en sesión del 11 de marzo de l931, trató sobre el asunto  de sí convenía o no desprenderse del motor Petters que era el generador  de energía eléctrica con que contaba. Se invitó  a pasar a sala  al señor Traversoni, capataz general de la usina - que estaba en construcción- para consultarlo sobre gastos aproximadamente del actual sistema  de alumbrado, llegando a la conclusión de ir a la instalación por cuenta de la usina como mayor seguridad y economía.
En sesión del 7 de mayo de 1930, el Concejo Auxiliar, manifiesta tener falta de fondos para afrontar los gastos de iluminación y que sin embargo se considera una conquista impostergable  la instalación de la luz eléctrica. 
Recién el  12 de mayo de 1931, se da cuenta de la compra de columnas de alumbrado en la plaza, adquiriéndose mas adelante globos para esa iluminación.
El 25 de agosto de 1931, en una ceremonia que contó con la presencia de los pobladores y alumnos escolares, se procedió por una alumna de la Escuela Nº 17, a levantar la llave general para dejar conectada la luz eléctrica en Vergara.

El único vergarense que no pudo ir fue Francisco Larronda, porque su señora, Eustaquia Fernández dio a luz a nuestro conocido vecino Luis Larronda.  Cuando llevaron la criatura a inscribir el 1º de setiembre, el Juez –aun mareado por los efectos del glorioso 25-  lo anotó como nacido ese primero.
Demás está decir que Don Luis cada vez que cumple años, festeja dos cosas: su aniversario y la inauguración de la luz eléctrica en Vergara.

No obstante la algarabía inicial, las instalaciones domiciliarias de alumbrado tenían muy alto costo para la humilde población.
La usina comienza  funcionando con un solo motor  y se toma  a solicitud  del Concejo Auxiliar como empleado al último farolero Don Rufino Silva. El servicio no era continuo pues se suspendía algunas horas durante el día.

Luz  permanente
El señor Guillermo Terra, portavoz de una insistente demanda popular, concurrió a Montevideo  y se entrevistó con el Directorio de UEE, donde solicitó que se  concediera para Vergara luz permanente pues la usina local paraba sus  motores de 8 a l2 horas.
El 25 de agosto de l947, Vergara comenzó a tener  luz las 24 horas del día.


Fuente: Actas C. Uruguay. Periódico El Localista. Ventura Robaina. Darcy Miraballes.  Actas del Concejo Auxiliar. Actas de la Asamblea Representativa Departamental de Treinta y Tres. Boletín Municipal. Ecos de Vergara.

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