Páginas

FERROCARRIL

EL REY DEL PROGRESO   



                             
         
E
n 1871 el Ferrocarril Central del Uruguay pasa a manos de capitales ingleses lo que permitió un mayor desarrollo del  servicio.
     De esa manera el 1º de octubre de 1911 llega a  nuestra  capital  departamental,  al  inaugurarse la línea  férrea  Retamosa -Treinta y Tres.
Pero el progreso exigía la construcción de un nuevo tramo que partiendo de la capital olimareña, llegara a las puertas de Brasil, en Rio Branco, pasando por Vergara. Con el correr del tiempo la necesidad de la obra fue imperiosa, hasta que se comenzó a hablar de su concreción. 

Expectativas de principios de siglo - 1903
El ferrocarril lleva la civilización y el progreso a la zona donde extiende su penacho de humo, enriqueciéndola con su benéfica instalación de rapidez y seguridad en las comunicaciones.
Siendo tan ricos estos departamentos del este tanto en comercio como en agricultura y ganadería muy especialmente, la prolongación de la línea Melo – Artigas con su ramal a Treinta y Tres, aportaría grandes utilidades a la empresa que acapararía la vía fluvial y terrestre del Brasil, si estableciera una estación final en la Villa Artigas.
 La Villa de Artigas por su situación topográfica en el plano de la República es la que está por regla natural predestinada para ocupar ese rango de estación final en el puesto que ha de corresponderle en el trazado de la vía férrea más importante que tendrá nuestro país. Además, como punto estratégico no tiene rival y es Artigas un pueblo de mucha importancia agrícola y comercial que se desarrollará con la vía férrea de una manera colosal.
 Unidas por este punto las líneas de Uruguay con la de Brasil, por empalme que podría hacerse con la línea brasileña de Río Grande a Bagé, que pasa a unas 15 leguas mas o menos de la ciudad de Yaguarón, o sea con la estación María Gomes en Piratiní, la empresa F.C.C del U, tendría un movimiento de cargas asombroso y lo que hoy va por vía fluvial sería absorbido en su casi totalidad por esta línea que produciría enormes dividendos como remuneración a su capital.
Unidas estas líneas con un ramal a Treinta y Tres, esta zona privilegiada en tierras de exuberante fertilidad se vería transformada completamente y los pequeños criadores de ganados, desengañados de su profesión improductiva, se verían obligados a abandonarla para entregarse de lleno a la agricultura, obteniendo de la tierra en corto espacio de tiempo, el producto que en muchos años de estacionamiento, no pudieron conseguir con la ganadería.
Para que todo esto no sea quimérica ilusión y pueda ser palpada como una halagüeña realidad, los señores representantes y senadores por estos departamentos del Este deben al unísono gestionar de una manera activa la rápida construcción de la línea férrea de Nico Pérez a Melo Artigas y Treinta y Tres, de la que tantos beneficios esperan recibir estos departamento y muy especialmente sus habitantes en general.
                                          La Voz de Vergara, ramal Melo - Treinta y Tres.

En pugna por la línea - 1923
“Empieza a despertar interés  en nuestro medio la probabilidad  de que el trazado de vía férrea  Treinta y Tres - Río Branco pudiera  resultar  factible. Aunque  sabemos que tenemos  en  Cerro Largo  competidores temibles, sin embargo, nuestro vecindario consiente de los beneficios  que el camino de hierro  derramaría en la zona,  ha empezado a poner en movimiento su acción con acentuadas manifestaciones de entusiasmos y lleno de fe en el éxito  de su esfuerzo.  Efectuose en este pueblo, el  12 del corriente, una asamblea  de vecinos  para  propiciar este  trazado”.
En nombre del “Centro Uruguay” - iniciador del movimiento-, el secretario del mismo, señor Américo Aguirre  Chaves, al abrir el acto, pronunció un breve discurso:
“Señores: Como estará en el saber de ustedes  ya, esta Asamblea tiene por objeto, ponernos de acuerdo  para determinar  la forma de como deberemos  auspiciar  la construcción de la vía férrea  que saliendo de Treinta y Tres y pasando  por este pueblo –Vergara- llagará a Río Branco.
Que se sepa  que estamos dispuestos a cooperar  con la realización de la  gran obra, y que nadie  ignore que los  habitantes de Vergara  y sus contornos  estiman en la justa  medida que se merece  toda la importancia  moral y económica  que ella  representa.
De un  modo invariado  y constante  la historia de todas  las edades  nos demuestra, que las buenas vías de comunicación  siempre fueron  victoriosas portadoras de progreso, en donde quiera que las hubo, que ellas son caudalosas arterias  por donde llegan  la vida, la prosperidad y el bienestar  a los pueblos a que favorecen.
Por su capacidad y aplicación  en la vida práctica del hombre, cábele al ferrocarril ocupar el primer puesto  de honor  entre las vías de comunicación. El es algo así  como un potentísimo rayo de luz  que lanzado por el sol de la civilización a través de las oscuridades  de la campaña,  todo lo ilumina y deslumbra por los lugares que pasa.
En donde quiera que el ferrocarril vaya, despiertan  súbito, como por el extraño arte de magia, las industrias, el comercio  se  intensifica y hasta  la misma vida social  se perfecciona. Todo ello no es motivo,  pues solo cuatro óptimas cualidades inherentes al  “Rey del Progreso” son bastantes  y sobran a justificarlos: rapidez, comodidad, baratura y seguridad. Por otra parte, venida  la  vía férrea se valorizarían de inmediato todos los campos  sujetos a la influencia; las propiedades urbanas, los productos naturales,  frutos, cereales, etc, y no pocos casos se darían  de cosas que antes no tenían valor y en cambio ahora tendrían. 
Lo más destacado de la prensa nacional, con patriótico propósito tal vez más que otra cosa, desde hace tiempo viene alentando a los señores hacendados, diciéndoles que perseveren, que esperen que estamos en los comienzos de un período de valorización que nunca llega, las esperanzas se agotan y los capitales ganaderos continúan  viviendo una vida llena de penosas complicaciones, cuando no derrumbándose.
Pues bien señores, la llegada del ferrocarril, por si sola, sería suficiente a provocar  una reacción en el precio de los ganados, si bien  ella no de vastas proporciones, pero si segura. Nuestro Gobierno está empobrecido, la hacienda pública pasa por una crisis aguda, las arcas de la nación están repletas solo de abultadas  deudas millonarias a pagar, si nos  quedamos librados a la iniciativa  oficial sola, librada a los designios de su propia suerte, nos exponemos a que se le dé preferencia al trazado  Melo - Aceguá, o lo que es peor que no se construya ninguna vía.
Si  orientamos nuestros actos  dentro de esa realidad, y tratándose de una obra estrechamente vinculada  al interés del vecindario  de esta zona en general, debemos correr a agruparnos todos en derredor de una sola y común idea “EL FERRO-CARRIL”, prestigiarla por todos los medios de que dispongamos y hacer hasta si necesario fuere un pequeño sacrificio, en el convencimiento siempre, de que triunfantes, nos sería devuelto con beneficios doblados. En el convencimiento -repito- de que realizada la vía férrea nos habremos reivindicado de algún concepto poco favorable en que alguien nos tenga; nos habremos emancipado de la tutela obligada en que nos tiene Treinta  y Tres, que habremos contribuido a la realización de una obra patriótica desde luego que es de engrandecimiento nacional, y en fin, sería nuestro ferrocarril, la mas valiosa recomendación de adelanto y el más alto exponente de progreso de esta región.

La susodicha Asamblea, entre otras resoluciones que tomó, nombró una comisión de vecinos compuesta  por el Centro Uruguay,
 Dr. Andrés C. Blanco, Refael  Fabeiro, Cesar  A. Telechea, Felipe Villegas Suárez, Pedro González Soubes, Doroteo Anzueta, comisario capitán Germán Muiño, agente de rentas Pedro B. da Silva, juez de paz  Vicente Rivero, Juvenal J. Fabeiro, Vicente Padula y Modesto Correa.
Esta comisión fue investida del cometido de representar al vecindario de la zona a fin de practicar cuántos actos y gestiones su criterio le dicte y juzgue oportuno para propiciar el trazado ferroviario  Treinta y Tres - Río Branco. También se resolvió agradecer por nota al Dr. Joaquín Villegas Suárez, el meritorio interés que en pro de esta localidad  encarna su obra titulada “Hacia el Este” y ofrecerle reciprocidad  amplia en los trabajos sobre el particular”
La Juventud   l8 de octubre de l923.
Papel del Centro Uruguay
En sesión del 23 de setiembre de 1927, se pone en el orden del día el fomento del ferro-carril Treinta y Tres - Río Branco, en lugar de la carretera. Se hace pasar al Sr. Francisco Zito a la sesión, con el propósito de que haga conocer sus ideas al respecto. Este manifiesta la necesidad de que se hagan trabajos en pro del ferrocarril que beneficiaría la zona. Se resuelve convocar a los socios y nombrar  un Comité Pro Ferrocarril.
El 28 de setiembre se lleva a cabo la citada reunión, donde nuevamente el Sr. Zito exalta las ventajas del ferrocarril para nuestra zona.
El Dr. Legartó pregunta cuales serían las formas de iniciar dichos trabajos.
El presidente, Sr. Alfredo Parra, dice que harían llegar una delegación a Río Branco, Brasil y  Montevideo.
Y así se hace. El Centro Uruguay y su gente, lucha denodadamente para conseguir que la línea férrea atravesara estos parajes.
Por   Ley  de  17  de  octubre  de  1928¸  se  dispone   la  construcción de la línea mencionada.

Hacia El Este
Dr.  Joaquín Villega Suárez
Fue esta obra, escrita por el  Dr. Villega Suárez, un importante alegato en pro de la construcción de la línea férrea por esta región donde se incluía el pasaje de la misma por Vergara, marcando enfáticamente la conveniencia de este trazado, ante la posibilidad de que el acceso del tren a la frontera se hiciera por Melo; y sobretodo porque la capital de Cerro Largo acudía a todos los medios políticos posibles para concretar la salida por esa sede.
Abordaremos sus puntos principales.

“A divida que virou ponte”
En 1851, Uruguay firmó con Brasil en Río de Janeiro, cinco tratados: De límites (por el cual el país norteño hacia de su uso exclusivo la navegación en la Laguna Merín y Río Yaguarón); De comercio y navegación; De extradición de criminales y desertores y devolución de esclavos; De alianza y de prestación de socorros. Y además Brasil prestaba al gobierno oriental durante el tiempo que lo juzgara conveniente, 60.000 patacones mensuales, para contribuir a levantarse de sus postraciones luego de la Guerra Grande.
La deuda alcanzaba en 1918, a $ 5.000.000, cuando el 22 de Julio de 1918, se firma en Río, el tratado por el que se condonaban los intereses y se resolvía que el importe de dicha deuda se empleara en obras de común utilidad para ambas naciones. Entre esas obras estaba la construcción del puente que uniría las localidades de Yaguarón y Río Branco y que sería destinado al tránsito y tráfico de peatones, jinetes y vehículos de cualquier clase, incluso ferroviarios. 
Brasil nos proporciona la oportunidad de saldar la cuenta, incorporando a las fuerzas económicas del país, el valioso aporte de una estratégica vía ferrocarrilera de grandes proyecciones para el comercio nacional e internacional.

Importancia de la obra
¿Por que construir una vía de ferrocarril por esta zona?
La carne frigorificada, transforma a principio de siglo nuestra riqueza pecuaria (la más importante del país) pero se carecía de un programa de gobierno que aprovechara total y seriamente nuestra riqueza, y proporcionara  la independencia económica del interior de la República.
La producción del interior necesitaba una boca de salida directa a ultramar sin tener que recurrir siempre al puerto de Montevideo.
Es conocida la influencia del ferrocarril sobre el desarrollo de los pueblos en el aspecto económico y  social.
La gran zona del Este, tan fecunda y dispuesta estrategicamente para servir de salida a la producción rural, industrial y comercial de una extensísima y rica región brasileña, no cuenta con vías  de comunicación,  transporte ferroviario o fluvial, ni cuenta con un puerto oceánico aprovechable.
Con la incorporación de esta red vial y la apertura del Puerto de La Paloma, se le permitiría al Estado de Río Grande Do  Sul, sacar por nuestro territorio su producción, viéndose obligado a requerir de nosotros múltiples servicios y la propia producción nacional de Cerro Largo, Minas y Treinta y Tres, ahorraría  kilómetros de fletes, al no tener que ir hasta Montevideo para sacar su producción fuera del país.
Se facilitaría la entrada normal por vía terrestre de productos al Uruguay, con aranceles adecuados, antes que asistir al escandaloso contrabando de tabaco, azúcar, café, yerba, arroz, caña, porotos, fariña, etc.
Con la vía férrea se conectaría a nuestro país con una zona de indudable potencialidad productiva de Brasil.

Los estudios previos del trazado ferroviario
Resueltos los problemas sobre la construcción del puente sobre río Yaguarón –Puente Mauá- que empalmaría las vías férreas uruguayas con el cabo proveniente de Brasil, el Dr. Baltasar Brum, presidente de la república, organizó un cuerpo de zapadores y ferrocarrileros a cargo del ingeniero capitán Adolfo S. Quintana y le encomendó la misión de formular el trazado ferroviario Treinta y Tres -  Río Branco.
Comenzaba el año 1921. Previo los estudios de gabinete, el capitán Quintana tomaba el tren para Treinta y Tres, para efectuar el reconocimiento y estudio sobre el terreno junto a otros mandos del ejército y un pelotón de soldados.
El trabajo se dio por terminado en el  mes de julio de 1922.

El trazado Quintana
La línea férrea trazada por el ingeniero Quintana tiene un desarrollo de 128 kilómetros, 803 hectómetros, 85 metros,  midiendo la línea recta 119 kilómetros.  Se registran 15 kilómetros de curvas sobre la extensión de 128, lo que permitiría desarrollar grandes velocidades. En lo que refiere a las pendientes, la máxima permitida en nuestro país es de 12 milímetros por metro, registrando esta línea 11 milímetros. El terraplén mas alto se levanta en Los Ceibos, llegando a una altura de 9,50 metros y el desmonte mayor se hace en Porongos, siendo de 5,10 metros.

El despertar de un pueblo
“Con el inicio de la construcción de la vía férrea, entre la capital departamental y la ciudad fronteriza de Yaguarón; vecindario, comercio, y todo aquel que tenía un quehacer o una esperanza, colaboró a despertar el pueblo de un largo letargo; al que no se le recordaba tiempos mejores.
Todo era alegría y ruido, máquinas por doquier; surgían proyectos fantásticos  como El Dorado... de los tiempos pasados.
Llegaba más y más gente forastera, importantes unos, no tanto otros. Se sucedían los bailes, casi a diario. Tan era así que nos habíamos acostumbrado a que un feriado se prolongara tanto que se juntaba con el  próximo.
Las muchachas avispadas  ya no se importaban tanto por los  jóvenes del pueblo.
Los forasteros nos demostraban que el dinero era dulce, y lo hacían correr como agua.
Se soliviantaba la juventud, contra los padres conservadores que mucho tenían y poco gastaban.
El trabajo en la campaña  pasó a ser monótono y a pesar en demasía, como las fiestas eran muchas y la concurrencia la misma, había que variar de trajes y demás pilchas, aunque  la billetera se mostrase casi siempre vacía, en tan gran contraste con las de los forasteros  que lucían repletas”.
                             Relato de Rubén Correa

Mano de obra

La generación de mano de obra en la construcción de esta línea férrea fue de suma importancia. El 24 de octubre de 1933, una carta firmada por  presidente y secretario del Concejo Auxiliar de Vergara, Rafael Fabeiro y Domingo Rial Guerra, dirigida a la Asamblea Representativa Departamental  (Junta Departamental)  expresa:
“Ha llegado a nuestro conocimiento que en los trabajos que efectúa la empresa del ferrocarril, en la 3ª sección, se está tomando continuamente personal de trabajo.
La Comisión Seccional de Distribución de Trabajo es de imprescindible  necesidad, solicitando de la Departamental que Ud. tan dignamente preside, se nombre la Comisión que corresponda a esta jurisdicción”.

Inauguración de la línea Treinta y Tres -  Río Branco
El 28 de abril de  1936  pasa  el ferrocarril por  Vergara, hecho  que  produjo  un gran regocijo en la población y significó un cambio radical en las comunicaciones y el progreso de la región.







Fuente: La Voz de Vergara -Actas Centro Uruguay - La Juventud  - “Hacia el Este”. Villega Suárez - “El despertar de un pueblo”. Rubén Correa. Archivo Junta Departamental de Treinta y Tres.


No hay comentarios:

Publicar un comentario