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La era del automóvil - Los surtidores



 Dos super petroleras en pos del mercado vergarense




El primer automóvil que  llegó a Treinta y Tres  lo hizo en 1911,  conjuntamente con el arribo del ferrocarril   y dentro de uno de los vagones de carga de este,  ya que se tornaba  imposible  que pudiera recorrer  las 62 leguas  desde Montevideo a la Villa de los Treinta y Tres debido a  los pésimos caminos  carentes de puentes y descuidados de esa época.

Los  treintaitresinos estaban anonadados: al arribo del tren, se sumaba el mismo dia la llegada del automóvil, del que habían escuchado historias increíbles.

El 30 de setiembre de 1911, el periódico olimareño “El Comercio”  narraba así el asunto:
Ha sido excitada la animación callejera con motivo del arribo  de un automóvil a nuestras calles, en donde eran dignas de verse las manifestaciones  de los golfos al contemplar  el “carruaje sin caballos.
El citado vehículo hará la carrera  desde la Villa a Vergara, lo que importa  un paso gigante  dado en pos  de la civilización, pues  las diligencias (con perdón de los mayorales) deben desaparecer del mundo  de los vivos para ser  reemplazadas  por los medios  de locomoción  que guarden  más relación  con la época presente”.

El primer automotor en llegar a Vergara -aunque fuera de visita- lo hizo entonces el 26 de setiembre de 1911, en la oportunidad del mencionado arribo  a Treinta y Tres.

El referido periódico “El Comercio”,  continúa diciendo:
En la tarde  del martes  26 de setiembre de 1911, se trasladaron a Vergara los doctores Pereyra, Uriarte, Pereira Núñez y los señores Saravia y Lamas, este último propietario del vehículo, regresando a la localidad a la mañana  siguiente.
El señor Lamas  conductor  y propietario del automóvil, pretendía  unir Treinta y Tres con Vergara, combinando con los trenes.

  
Mas de una década –desde aquel 1911- habría de pasar  para que se estableciera definitivamente  el automóvil en el Pueblo del Parao, expulsando del todo a la diligencia de las pésimas rutas departamentales,

El abastecimiento de combustible era uno de  los principales problemas a resolver en Vergara y  se hacía mediante arribo a los comercios locales de unas latas que lucían la marca Energina y que contenían la bencina imprescindible para mover los motores,  acarreadas por el primer transportista de carga, Juan Lagreca  quien en el año l925, -el 1º de noviembre- empadronó un camión Ford, - chapa  roja  DA 15.-   

La empresa del taxímetro surgió furibunda en el medio.

Ramón Nieto –el primer taxista, propietario de una flotilla- ;  Alfredo Alvarez, -  mayoral de la última diligencia que surcó por estos lugares,   Braulio Silvera,    Salomé Cuello, Victor Prigue, Modesto Correa, Eladio Araujo, Rafael Casariego, Germán Acosta, Federico Pérez, Gregorio Batalla  y algún otro consumían la  existencia de carburante que resultaba ser poco  para la demanda. 
Amén de los particulares que crecían sin parar.


El hecho no pasó inadvertido para la  West Indian Oil Company y competidora   la Anglo Mexican Company Limited,  dos poderosas petroleras del norte  del continente americano, quienes  apuntaron su baterías    sobre estos páramos  bañados por  el Parao, sitio estratégico para continuar ensanchando su imperio. 

En  1924 una de ellas instala  un surtidor en la capital departamental -Treinta y Tres - y cuatro años después -en 1928-  lo hacen en Vergara.

El Decreto de la Asamblea Representativa Departamental, (N° 104 del   4/9/1924)   solicita al Concejo de Administración de Treinta y Tres, colocar un surtidor de nafta en Plaza 19 de Abril, acompañando expediente de West Indian Oil Company, en el cual solicita dicha autorización. 
El 6 de diciembre de 1924 se firma el contrato con el representante de la Compañía, el comerciante Rodolfo R. Ramos.

La  West Indian Oil Company pegó primero en el solar olimareño , pero la  guerra continuaría en el resto del departamento y la Anglo Mexican Company Limited desplegaría sus tropas hasta donde fuere necesario, para no perder terreno.

Es así que la   Comisión Permanente de la Asamblea Representativa,   (9/11/1927),   –atento a lo previamente solicitado por las empresas mencionadas- expresa que no ve inconvenientes para que la West Oil Indian Company  y la Anglo Mexican Company Limited, instalen surtidores de combustible en las localidades de Vergara, Olimar y Cerro Chato..

  Atento a lo aconsejado, el Concejo de Administración Departamental (sesión del 3/11/1928) resuelve: “Concédase a la Compañía West Oil Indian Company, permiso que solicita para efectuar  instalaciones de aparatos surtidores de nafta en  Vergara, en la calle Jacinto Ruiz, frente a la propiedad de los Señores Felipe Robaina e hijos”. Calle Joaquin Suarez esquina Ruiz,

Y “Visto; la solicitud de Anglo Mexican Company Limited de instalar un surtidor de nafta Energina en Vergara, resuelve: Concédase a la compañía referida autorización para instalar  aparatos surtidores de nafta   frente a la propiedad de Rafael Fabeiro, con vista a la plaza”. Esquina de Jacinto Ruiz y Dionisio Coronel.

Dejaba el gobierno conformes no solo a los dos comercios más poderosos del pueblo  sino también  a las dos multinacionales,  quienes merced a la democrática intervención del legislativo comunal y luego del ejecutivo,  zanjaron pacíficamente la disputa por el territorio vergarense  sin irse a las manos.
Quedaron en tablas si de ajedrez hablásemos….….

Cabe señalar que la querella tuvo en vilo a la población de Vergara por aquellas épocas dividiéndose las preferencias entre los simpatizantes de Fabeiro y los de Robaina quienes no dudaban en enfrentarse en encendidas polémicas retóricas en bares, pencas, kermeses y otras reuniones sociales en las que surgiera el tema.

Por suerte esta vez la sangre no llegó al rio…. Y el combustible tampoco.



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